Escribir es un oficio que se adquiere, que exige entrega absoluta, que obliga a renunciar a mucho, que pocas veces premia. A pesar de ello, para quienes se atreven a hollar el camino de la expresión escrita de las ideas, escribir se torna en obsesión y compulsión, en pareja irrenunciable, en la más fundamental de las necesidades.
En esta narración, de tintes autobiográficos y escrita con tono de exabrupto, se reflejan los temores, las convicciones, las dudas y la determinación de su autor. Inicia en el inocente momento de osadía, cuando se comete el atrevimiento de teclear las primeras palabras de la primera obra, para arremeter acto seguido dentro de la inevitable vorágine existencial que atrapa a quienes deciden hacer de la escritura libre su oficio y renuncian a cualquier otro.
En el mundillo de las letras no existen garantías, los sueños suelen tornarse en quimeras, aun los más modestos.
Quienes optan por el arduo camino de la expresión escrita quedan condenados por el solo atrevimiento, obligados a buscar la redención a través de la firmeza de su determinación por el resto de sus vidas. No hay más.
Esta obra dice poco de nuevo, aunque lo dice todo de un solo hilo, agregándole una buena medida de pasión a aquello que a los legos puede parecerles simplemente lógico. Quizá resulte una lectura útil para quienes sufren el inefable karma del escritor.
Invito a quienes se sienten llamados, o a quienes ya han respondido a la llamada, a leer con detenimiento, esperanzado en que, la visión de un horizonte libre de espejismos, refuerce su determinación.
Alejandro Volnié (2009).