La suerte es veleidosa e impredecible. Suele hacer de unos cuantos sus consentidos, ignorando vilmente a los demás.
Quienes gozan de buena fortuna parecen recibirla de una fuente inagotable, siempre cuentan con ella, aun cuando las probabilidades sugieren lo contrario.
Escubículo tenía mala suerte, quizá la peor suerte que haya sido vista, pero también tenía una mente aguda y conocimientos profundos en cuanto al funcionamiento de las células humanas. Era un científico brillante a pesar de ser un hombre desafortunado.
Un buen día se le ocurrió que la fortuna quizá estuviera ligada a causas controlables, entonces se abocó a investigar. Los resultados resultaron sorprendentes.
¿Quién no echaría mano de una milagrosa vacuna que protegiera de los infortunios y abriera los caminos? ¿Con qué se debería pagar por esta fórmula maravillosa? ¿Quién se atrevería a experimentarla?
Sólo unos cuantos probarán El Factor-S, ¿será porque ya sean afortunados de por sí? En todo caso, existen remedios alternativos contra la mala suerte. Este relato también describe uno de ellos, un método simple que queda al alcance de cualquiera, tan sólo será necesario esforzarse un poco, entonces la buena fortuna aparecerá.