DOCE TEQUILAS

 

Héctor Ortiz se esforzó por atrapar una quimera, pero fue la quimera quien lo atrapó.

 

Una escala imprevista en Tepoztlán, una docena de tequilas y la visión de unas extrañas luces surgiendo de la montaña detonaron la aventura que cambiaría su vida irremediablemente.

 

Los lugareños lo previnieron –son brujos- le dijeron, pero la explicación no le bastó. Tenía que descifrar el enigma por su cuenta porque nunca creyó en seres sobrenaturales ni poderes místicos.

 

Las explicaciones de la realidad se tornan confusas mientras el relato progresa. La verdad, la ciencia humana, el amor, los temores existenciales, todo se revuelve de manera singular intentando reacomodarse en derredor de las entidades fundamentales de la trama: El tiempo y la conciencia.

 

Doce tequilas reta el pensamiento convencional, la filosofía, la ciencia y la importancia personal que se confieren los humanos al darle voz y otorgarle poder a una especie distinta. En sus líneas se lee fácilmente lo que más tarde se digerirá con dificultad.

 

Emprender este viaje pone en riesgo la cordura. Quede el lector advertido.