Tomás y las vírgenes.

 
Olmedo, pueblo que vivió su gloria fugaz hace ya muchos años, ahora subsiste atrapado en el tiempo. Las señoritas Olmedo son ley y figura en el lugar. Suceden en línea de sangre al marqués que fundó la villa cuando la plata surgía en cantidades de las montañas. En Olmedo casi nada cambia, o parece cambiar, hasta que un día se presenta Tomás.
 
El progreso amenaza con llegar. Tomás, un hombre tan maduro como las señoritas Olmedo, dirige el equipo que trazará un nuevo camino: la carretera destinada a terminar con el aislamiento del pueblo.
 
Tomás es un casanova de larga carrera, quien de súbito se encuentra con las tres señoritas y descubre en ellas la oportunidad que lo ha esquivado durante toda una vida: desflorar una virgen.
 
Muy pronto se vuelve Tomás el centro de atención de los pobladores. Todos desean conocer el trazo del nuevo camino, esperanzados en que las tierras de nulo valor que poseen se conviertan en valiosas de la noche a la mañana. También atrapa la atención de las tres señoritas, quienes ven en él la oportunidad de terminar con sus vidas célibes.
 
Los intereses de muchos entran en juego, sin embargo, el proyecto se ve obstruido por una serie de accidentes que los lugareños atribuyen al espíritu del fundador del pueblo, el fantasma del viejo marqués que aparece de tanto en tanto y que, de tan familiar que resulta, es conocido como El Abuelo Grande.
 
En este relato, narrado por un misterioso personaje omnisciente, se conjugan los anhelos frustrados de muchos, los sueños fallidos de quienes viven atrapados en Olmedo, las maquinaciones de quienes manipulan a los demás para provecho propio, el ejercicio del poder heredado y los caprichos de un narrador que resulta difícil de explicar antes del último capítulo, todo ello revelado gradualmente, en ritmo de suspenso.