Paracaidismo y alta montaña

En mi niñez nació el anhelo de ser un soldado paracaidista, y éste me lleva­ría en un futuro no muy lejano a ingresar a la Brigada de Fusileros Paracai­distas de la Fuerza Aérea Mexicana.

No fue una tarea sencilla. Para conseguirlo debí subir escalón por escalón la larga escalinata que lleva al éxito, con los sacrificios naturales que esto im­plica. Debí aprender que un peldaño roto no es un obstáculo infranqueable, sino simplemente un reto más; es una invitación a alargar el tranco para sortearlo, nunca un pretexto para claudicar.

Mi paso por las fuerzas armadas requirió un esfuerzo titánico, pero al final me en­tregó como premio el ver cumplido mi primer gran objetivo en la vida.

Con este libro reconozco la gran labor del Ejército Mexicano, institución que forja el carácter e infunde en el individuo disciplina y honestidad. Fue ahí donde me formé como hombre, donde aprendí que no existen imposibles, y que el esfuerzo sostenido y el aprendizaje continuo invariablemente condu­cen al triunfo.